lunes, 25 de mayo de 2009

Riesgos inherentes del mapa del genoma mexicano

Riesgos inherentes del mapa del genoma mexicano.

El día 12 de mayo se presentó con bombo y platillo el primer borrador del mapa del genoma humano de los mexicanos. Desde el punto de vista científico resulta muy interesante y sin duda es un conocimiento que es preferible tener a no tener. Sin embargo, desde el punto de vista social me quedan algunas interrogantes y preocupaciones al respecto.

Por principio de cuentas, se nos vende la idea de que con este avance científico se podrán combatir mejor las enfermedades llegando, inclusive, a desarrollar tratamientos individualizados. También podrían hacerse recomendaciones a cada individuo sobre su estilo de vida para retrasar o evitar enfermedades comunes.

Esto es correcto, la medicina genómica ciertamente es el futuro de la medicina. Tal vez de ahí el entusiasmo de algunas autoridades sobre este particular.

Sin embargo, tal parece que la versión oficial omite los riesgos inherentes a disponer de esta información. Por ejemplo, en ningún momento se nos dice del potencial que se tendría de exterminar (sí, dije bien, exterminar) a los mexicanos si el mapa es utilizado no para curar sino para desarrollar enfermedades ad hoc.

Tal vez esta idea resulta un tanto paranoica pero, como dijo la editorial de La Jornada del 13 de mayo del año en curso, la emergencia sanitaria que vivió el país en días pasados puso en evidencia, las vastas deficiencias estructurales del sistema nacional de salud pública, incluidas la falta de capacidad en las tareas de identificación del padecimiento, diagnóstico oportuno, seguimiento de los contagios y hasta en la disposición de material de protección para el personal médico. Por supuesto, sin contar la apatía, negligencia y desdén de algunas autoridades hospitalarias.

Es decir, el sistema médico del país no está listo para enfrentar el ataque de un arma biológica (no olvidar que el virus de influenza que enfrentamos es peligroso por su capacidad de dispersión pero aún así hay quien ha sobrevivido incluso sin tratamiento médico. No sería el caso si éste virus fuera diseñado para matar mexicanos).

Tal vez nos estamos excediendo en nuestra idea del arma biológica anti mexicanos. Ciertamente ese es un escenario catastrófico que nunca se ha visto en la historia, quizá debido a que la humanidad nunca había tenido ese poder. Preferimos no especular a este respecto.

Entonces, como nunca se ha diseñado y empleado un virus para arrasar un país, reducimos nuestro nivel de alarma y planteamos un escenario menos apocalíptico a partir de dos preguntas. ¿Quién va a producir los medicamentos a partir del mapa genómico? Y ¿cuánto va a costar?

Digo, a menos que ahora de fatalista mute a ingenuo, esas medicinas deben ser creadas en laboratorios con tecnología que, desgraciadamente, en México sólo existe a cuentagotas. Entonces ¿quién va a diseñar esas medicinas considerando que nuestro país significa una clientela de 100 millones? ¿Realmente no se interesarán Pfizer, Bayer y empresas semejantes?

Además, si decimos que se necesita tecnología de punta para desarrollar dichos medicamentos estamos hablando de grandes inversiones de dinero. ¿Podemos esperar que un espíritu filantrópico se apodere de las transnacionales biotecnológicas y las impulse a invertir varios millones de dólares únicamente para que los mexicanos tengamos mejor salud? La respuesta parece obvia, No. Cuando inviertan será para recuperar muchas veces la inversión realizada.

Siendo así, ¿Quién ganará con este avance tecnológico? ¿La población en general? ¿El gobierno? ¿Los indígenas? No. Otra vez las cúpulas económicas mundiales.
Entonces, los dos escenarios que planteamos (en realidad existe un tercero, mezclando los dos anteriores, donde algunas industrias sin escrúpulos podrían crear enfermedades y sus remedios sencillamente para enriquecerse) sugieren que hay que tomar muy en serio lo que va a hacerse con respecto a la investigación del genoma mexicano.

Consideramos que las autoridades competentes y la sociedad civil tendrán que abordar este asunto con responsabilidad y darse cuenta que este sí es un asunto de seguridad nacional y no sólo un tema de competencia científica.
- Alain.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

de acuerdo carnal pero
qué podemos hacer?

Anónimo dijo...

Buena pregunta, déjame pensarle.

¿Alguien quiere dar su opinión a esta pregunta de qué podemos hacer?

-Alain